Un bonito y soleado día, vino a verme un colega que no vive lejos de mí. Vive en el mismo pueblo que yo, que está a unos 9 km de la capital, Palma de Mallorca. En invierno es muy tranquilo, pero en verano el pueblo cambia hasta quedar irreconocible. A los turistas, en particular alemánes y escandinavos, les gusta visitarlo. Mi colega y yo solíamos intercambiar ocasionalmente algunas palabras en la playa o en el mercado de verduras y frutas. Sin embargo, hacía tiempo que no lo veía a el por aquí y me paró en el trabajo para decirme dos cosas importantes. «No creo que te vea más en la playa porque me he mudado. No podía soportar el ruido y las masas de gente. Necesitaba tranquilidad y relajarme completamente después de llegar a casa del trabajo. Nunca conseguí hacerlo en verano en nuestro pueblo. Ahora vivo en la parte interior de Mallorca y llevo una vida diferente. Tardo media hora más en llegar al trabajo, pero merece la pena. Y sabes qué, tengo que decirte algo. He descubierto que pertenezco a un grupo de personas muy sensibles y estoy seguro de que tú también perteneces a ese grupo». Pensé que cómo era posible que se diera cuenta de eso si nunca hablábamos más de media hora y tampoco nos veíamos todos los días en el trabajo. Pero a veces las sorpresas llegan cuando no las esperamos y de personas de las cuáles no las esperamos.
La alta sensibilidad fue una sorpresa para mí durante mucho tiempo, porque no tenía ni idea de que existiera algo así. Sin embargo, desde el primer momento pude identificarme con casi todo lo que se escribía sobre ella.
Es importante decir que todas las personas son sensibles, pero el grado de sensibilidad varía de una persona a otra.
Hablamos de alta sensibilidad cuando el sistema nervioso y sensorial procesa las sensaciones y estímulos del entorno externo con mayor profundidad y detalle. En consecuencia, las personas altamente sensibles captan mucha más información sensorial y detalles que la mayoría de las demás personas. Se trata de un rasgo hereditario que afecta a unas dos personas de cada diez, tanto mujeres como hombres, según las investigaciones de la médica estadounidense Elaine Aron, que lleva muchos años estudiando el tema.
Persona altamente sensible (HSP – highy sensitive person):
Podría parecer que estos rasgos son más negativos que positivos, pero esto no es ni mucho menos cierto, todo es cuestión de cómo lo miremos. La capacidad de percibir intuitivamente lo que ocurre a nuestro alrededor, el deseo de dar lo mejor de nosotros mismos son ejemplos de lo contrario.
Veamos otros aspectos que se asocian a la alta sensibilidad. Estos son, por ejemplo:
La alta sensibilidad puede estar determinada biológicamente y no puede ser eliminada. Sin embargo, es importante conocer y aprender a sacarle el máximo beneficio.
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